Cuando vamos a comprar un vino o a tomar una copa de vino sabemos que un cosechero es un vino rico pero un crianza es un vino algo mejor. Pero ¿sabemos por qué? para una persona entendida en vino esto puede ser lo más sencillo del mundo e incluso la pregunta puede ser un poco absurda, pero alguien que toma un vino de vez en cuando no tiene por qué saberlo.

Mismamente si quieres hacer un regalo a una persona apasionada de los vinos, te ves en la situación que no sabes que vino podrá ser bueno o adecuado para regalar. Igual compras una botella que piensas que es buena y resulta que estas regalando algo que no es apropiado.

Esperamos que al leer este artículo conozcas un poco más el mundo del vino y sepas por qué se paga más por unos que por otros.

En función del proceso de maduración y envejecimiento, los vinos tintos se pueden clasificar en 4 tipos:

VINO COSECHERO

El vino cosechero es un vino joven, un vino que como su propio nombre indica es de la cosecha del mismo año o de la última cosecha que se hizo en la bodega. Este vino no ha sido madurado en barrica de ningún tipo o lo ha hecho en un periodo inferior a 6 meses, y ha sido directamente embotellado. Por ejemplo si estamos en el 2017, un vino cosechero será uno del 2016 que suele conservar sus características primarias de frescor y sabor afrutado. Si se consume en este año actual un vino cosechero del 2015,  ya será un vino que ha perdido parte de su aroma y de su sabor. Son vinos elaborados para el consumo fresco a los que la edad perjudica, pues están pensados para consumirlos en 1 año.

VINO CRIANZA

Para hacernos una analogía sencilla de cómo es el vino crianza, para que sea más sencillo de recordar, nos podemos fijar en su nombre, que ya indica que es un vino que ha sido «criado». Como un niño que se cría y protege desde que nace hasta que esta listo para valerse por si mismo, el vino es criado durante dos años para obtener el resultado deseado. Los vinos crianzas suelen estar como mínimo 6 meses madurando en barrica y el resto del tiempo en botella.

Poniendo el ejemplo de este año 2017, un vino crianza sería uno de la cosecha del 2015, se embotella en el 2015, esta un año en barrica hasta el 2016, y un año en botella hasta el 2017. Por ejemplo si estamos en enero del 2017, todavía será un poco pronto para que haya un crianza del 2015 pues todavía no habrá concluido el periodo de crianza, por lo que habrá que consumir todavía el del 2014 hasta que salga la siguiente añada. Todo depende de la bodega y de la época en que embotelle cada una. Si consumimos un vino del 2014 tirando para finales del 2017, ya será un vino que se habrá pasado de tiempo, porque si tiene más tiempo ya tendría que haber sido catalogado como reserva, pero al ser crianza a partir de ahí cada día que pase ira perdiendo sus características.

VINO RESERVA

Con este tipo de vino volvemos a jugar con el nombre para quedarnos mejor con el concepto. Podemos decir que un vino reserva es aquel que ha sido reservado, el que se ha guardado un poco más para obtener todavía una mejor calidad y un aroma y un sabor más intenso. Este vino suele estar como mínimo un año en barrica y a partir de dos años en botella.

Cuando se hace un vino reserva se tiene en cuenta la calidad de la uva, ya son vinos muy seleccionados que no se elaboran con uvas corrientes sino con uvas seleccionadas que provienen de una buena cosecha.

Volvemos a este año, este año consumiremos un reserva del 2014 (o anterior) que ha pasado un año en barrica hasta el 2015 y ha pasado dos años en botella hasta el 2017.

VINO GRAN RESERVA

Estos vinos son excelentes, son vinos que pertenecen a cosechas de excepcional calidad que han sido madurados en barrica un mínimo de dos años, y a continuación han estado tres años o más en botella.

Para consumir este año, podríamos tomar un reserva del 2012, que ha estado dos años en barrica hasta el 2014 y tres años en botella hasta el 2017.

VINO BLANCO Y ROSADO

En el caso de los vinos blancos y rosados el tiempo a tener en cuenta es diferente:

• Los crianza deben de tener como mínimo un tiempo de envejecimiento de 18 meses, los cuales por lo menos 6 tienen que ser en barrica.
• Los reserva blancos o rosados tendrían en total 24 meses de envejecimiento, de los cuales un mínimo de 6 deben transcurrir en barrica.
• Los gran reserva blancos o rosados tendrían en total 4 años de envejecimiento, de los cuales un mínimo de 6 deben transcurrir en barrica.

Esto sería una clasificación general de los vinos para hacernos una idea, pero para cada Denominación de Origen exige diferentes requisitos de maduración para sus vinos, como sería por ejemplo la D.O. Rioja. o la de Ribera del Duero.

La vida de los vinos tiene un límite. Desde que se elaboran, hay una evolución ascendente de su calidad  hasta que llegan a su mayor expresión, pero luego, a partir de ahí comienzan a bajar en calidad, por eso es importante consumirlos en la fecha apropiada.

Para terminar, diremos que también es cierto que es poco útil clasificar los vinos sin más criterio que el de su tiempo de envejecimiento, pues esto no define totalmente su calidad. Habría que tener en cuenta otros factores como el tipo de vino, su añada, su procedencia… y se pueden encontrar vinos excepcionales independientemente de que estos sean cosecheros, crianza, reserva o gran reserva.

Esperamos que os haya gustado el artículo, otro día hablaremos más sobre vinos.